La esencia del éxito de la implantación de un plan estratégico, es el control, existe el dicho que aquello que no controlamos no gestionaremos adecuadamente, o que es lo mismo, que aquellos que no podemos cuantificar no podremos gestionar.
Empecemos en definir el concepto de control; controlar significa verificar y/o validar acciones realizadas, en base a unos objetivos fijados previamente. La esencia del control es utilizarlo como instrumento de gestión de cara a cumplir el fin último de la empresa, que es generar rentabilidad para el accionista, para ello debemos tener presente dos aspectos importantes:
• El objeto del control NO es castigar o culpar a los trabajadores de un trabajo mal hecho.
• Para poder controlar, es decir verificar/validar, debemos disponer objetivos, sin ellos no podemos controlar nada.
El control de gestión es una actividad del proceso de implantación estratégica, y por tanto debería utilizarse para transmitir los objetivos y las líneas estratégicas de la empresa, ya que es una herramienta muy útil para ello.
Para el empleado y directivo de la empresa, lo prioritario es cumplir con los objetivos que les impone la dirección, y priorizará aquellos que estén sometidos a mayor control e indicadores más claros, y que le ayuden a promocionar y ser mejor reconocido. Por lo tanto si queremos una implantación estratégica con éxito, lo más importante es establecer unos objetivos claros y fácilmente medibles, con ello facilitaremos al trabajador y directivo el trabajo orientado a su cumplimiento.
Es evidente, que los objetivos intangibles, como puede ser la mejora de la calidad, la satisfacción del cliente o el clima laboral, son difíciles de gestionar, por su idiosincracia, pero tenemos que hacer un esfuerzo en cuantificar su medición, ya que será la manera de mejorar su gestión, y de facilitar y orientar los recursos humanos de la organización.
Otro aspecto a tener en cuenta es que la introducción de un indicador provoca una alteración en el entorno y cambios de conducta, por ejemplo la utilización de cámaras de vigilancia en la empresa, provoca cambios de actitud, debemos analizar si estos son positivos o negativos.
La medición de la consecución de los objetivos, es un proceso que ayudará analizar los procesos de gestión introducidos, y ver cuál es el grado de mejoras, y esto nos permitirá estar en un proceso de mejora continuo.
Somos conscientes que la cuantificación de objetivos intangibles es muy difícil, pero en estos momentos es el único camino existente para mejorar, eso no significa dejar de lado aspectos tan importantes como la intuición o la percepción de sensaciones de cómo debemos dirigir nuestra empresa o equipo, pero el equipo necesita información cuantificables y clara para podernos seguir, y cuanto más grande sea la empresa más.
Jordi Vilajosana
Emprendedor y profesor.