El éxito de un nuevo proyecto empresarial viene determinado por multitud de factores endógenos: idea del negocio, organización,… y exógenos: coyuntura social, macroeconómica, política, … pero hay uno que por su importancia puede hacer fracasar un excelente proyecto empresarial, y es la estructura financiera de los recursos obtenidos.
Cuando hablamos de estructura financiera, hacemos referencia a la composición de la deuda que tenemos con: proveedores, bancos, prestamistas no bancarios y accionistas.
El desequilibrio en un proyecto o puesta en marcha de un negocio viene cuando las obligaciones de pago de la deuda son superiores a los flujos de caja generados y no podemos aumentar los recursos financieros para hacerles frente, y esto puede conducir al fracaso, por las siguientes razones:
- Una y muy obvia, no tenemos más recursos para pagar nuestras deudas, tenemos que cerrar.
- Otra razón es que, esta situación nos obliga a una toma de decisiones con la orientación al corto plazo, y con la presión del coste económico y no tenemos en cuenta otros aspectos como la calidad o la esencia del proyecto. Por ejemplo bajar la calidad de nuestros productos, puede tener un efecto a corto en cuanto a costes pero el cliente percibirá un empeoramiento del producto y dejará de comprar.
- Variar la gama de productos o servicios a ofrecer y que nos penalice en el posicionamiento en del mercado, alejándonos del cliente que inicialmente buscábamos.
- El desgaste por las tensiones de tesorería, provoca dedicar un tiempo a una actividad administrativa que no genera valor para el crecimiento de la empresa.
Esto sería un listado de los efectos negativos de una estructura financiera inadecuada y que pueden llevar al fracaso de in proyecto que con otras condiciones tendría una viabilidad excelente. Lógicamente la solución pasa por equilibrar los recursos generados con las deudas existentes, esto sería la teoría que todo emprendedor tiene clara, pero que en la práctica y sobre el terreno las situaciones y condiciones cambian.
¿Qué hay que tener presente?
- Esto es un trabajo de previsión, y esta nos puede fallar, por lo tanto debemos de ser precavidos y conservadores, para evitar quedarnos sin dinero y también tener presente que si solicitamos mucho dinero a lo mejor accionistas o bancos no nos lo darán. La búsqueda de éste equilibrio entre la previsión del dinero y las futuras necesidades, es un “juego” que debemos “jugar” necesariamente y es una de las decisiones estratégicas que el emprendedor debe tomar y nunca delegar, por las consecuencias negativas que pueden llegar a tener.
- En la inversión inicial debemos diferenciar la orientada a activos fijos y la de activos circulantes:
- Activo fijo.- En edificios, instalaciones, elementos de transporte, … fácil de cuantificar y de gestionar, pero cuidado en realizar muy bien el presupuesto inicial para evitar desfases o partidas previstas, hay que dedicarle tiempo en su elaboración y sobre todo tener muy claro todo el detalle del negocio a poner en marcha.
- Activo circulante.- aquí estaría incluido la previsión de créditos comerciales, previsión de cobros y caja. Este apartado ya cuesta realizar un cálculo exacto, ya que dependeremos de las ventas previstas, por lo tanto debemos de ser muy cuidadosos con este dato.
- Pérdidas, todo negocio en su inicio va a generar pérdidas, lo que hay que determinar su cuantía y su duración y esto es lo que cuesta más. Ya que por la dificultad de previsionar en si misma y también que nos cuesta aceptar de antemano que el negocio va a generar pérdidas inicialmente.
Delante de estos tres conceptos comentados como deberíamos actuar:
- Debemos analizar cuál es el nivel de riesgo que tiene el proyecto, para poder calcular las ventas. Es muy importante conocer el escenario que vamos actuar y saber cómo pueden variar la condiciones que afecten a nuestras estimaciones.
- A mayor riesgo deberemos ser más precavidos en las previsiones de ventas y más conservadores en la estructura financiera (es decir más deudas con accionistas).
- En la medida de lo posible debemos de disponer de alternativas en caso que las situaciones previstas varíen: mas accionistas, mas bancos, …
La gestión financiera de un proyecto empresarial en entornos cambiantes es apasionante, pero nunca exento de stress y ansiedad, hay un aspecto que nos puede ayudar a mantener la cabeza fría, es la fe en la idea de negocio. Ya que cuanto debemos renegociar condiciones, explicar el fallo de las previsiones o simplemente buscar más fuentes de financiación, la fe en la idea de negocio es fundamental y se transmite al nuestro interlocutor, y en este momento somos el primer y más importante vendedor del negocio y el más importante para su supervivencia.
El último tema a comentar es la importancia de intentar no transmitirá toda la organización las situaciones de tensiones de tesorería, cada uno debe hacer su trabajo y evitar los vasos comunicantes.
Debemos de ser conscientes que las finanzas hay que planificarles pero luego gestionarlas, y ello implica negociación, comunicación y gestiones de las emociones.
Jordi Vilajosana
Emprendedor y profesor de universidad