El líder va evolucionando, y van apareciendo en las organizaciones nuevos estilos, provocados por una sociedad en evolución con nuevos valores. Y las empresas también cambian, la estructuras “super” jerarquizadas se vislumbran cada vez como menos adecuadas, para sobrevivir en entornos cada vez más competitivos, con más exigencias de productividad e innovación.
El líder tradicional, que su figura ha pervivido durante más de 2.000 años, basa su fortaleza, en la fuerza física o en la fuerza legal o ahora en la fuerza del capital, pero no en sus facultades, basadas en sus habilidades comunicativas, como el poder de la seducción, empatía o convicción. Su poder, genera miedo, y esto le mantiene es sus estatus. Lo que le ha hecho vivir en una “segura” área de confort, pero se ha olvidado del fin principal del líder de una organización.
Pero éste líder tradicional, cada vez está más perdido, sin autoridad, la propia organización no lo secunda, y en el mundo empresarial no genera productividad, baja creatividad y limitada innovación.
La organización para crecer y desarrollarse, debe sentirse libre, responsable y única, necesita un líder que no imponga, que seduzca, que no de órdenes, que convenza, que no presione, pero que de ejemplo.
Esto solo se puede conseguir cuando el líder cambie su focus de atención, cuando entienda que su desarrollo personal, provocará grandes beneficios para la organización, es cuando la organización lo empezará a seguir. El nuevo paradigma en las organizaciones es la importancia del equilibrio personal, como habilidad determinante, para gestionar las organizaciones.
El focus del líder positivo, se basa en tres factores– La actitud positiva, es aquella que provoca encontrar soluciones en lugar de problemas, donde un conflicto se ve como un aprendizaje. La vida es un una realidad que creamos en base a las percepciones creadas por nosotros mismos, por esto es tan importante tratar cuáles son nuestras creencias limitantes, ya que ellas condicionarán nuestra visión y por lo tanto nuestra gestión empresarial.
- Actitud.- La actitud positiva, es aquella que provoca encontrar soluciones en lugar de problemas, donde un conflicto se ve como un aprendizaje. La vida es un una realidad que creamos en base a las percepciones creadas por nosotros mismos, por esto es tan importante tratar cuáles son nuestras creencias limitantes, ya que ellas condicionarán nuestra visión y por lo tanto nuestra gestión empresarial.
- Propósito.- Uno de los factores que condicionan de manera más decisiva en la motivación y el bienestar de la organización, es disponer un propósito organizativo alienado con el propósito personal. Y debemos tener presente que todo propósito cobra más sentido cuando está orientado al bienestar de todos.
- Atención plena.- Tener la mente en el presente, nos ayudará a no desarrollar ansiedades por el pasado ni miedo por el futuro, nuestro focus es el día a día. La meditación es clave en nuestro equilibrio personal.
El desarrollo de la intuición en un líder, siempre ha sido un factor que se ha valorado entre los dirigentes, aunque quizá no se ha reconocido desde el mundo universitario y científico, pero desde hace unos años están siendo trabajado como una de las variables a tener presente.
¿Por qué la intuición es una habilidad a tener presente en el líder positivo?
Hay diversos aspectos que generan su importancia:
- Coyuntura cambiante en el entorno, y sobre todo, basada en el aumento de la velocidad e intensidad de los cambios, debido a la evolución de la tecnología, valores sociedad y desequilibrios territoriales.
- La historia no nos aporta capacidad predictiva, los cambios económicos son estructurales no cambios de ciclo.
- El conseguir sinergias en el trabajo en equipo, se está convirtiendo no en una necesidad sino en una obligación
Con la intuición, podemos gestionar de otra manera, al adaptación a nuestro cambiante entorno, tomar decisiones sin análisis previo y trabajar en equipo con sinergias, justifican que nos enfoquemos.
En estos momentos, el objetivo de las empresas sigue siendo ganar dinero, pero para ello no debemos focalizar nuestros esfuerzos en los ingresos o costes, sino en alienar la organización en sus propósitos, orientar nuestra atención en el bienestar de los individuos que la componen y estar dispuestos a aceptar los cambios que ya están apareciendo.
Jordi Vilajosana
Profesor universidad y emprendedor social