Estos días están siendo un aprendizaje, los días de confinamiento en Perú, aprendí el valor y la importancia de la solidaridad, de la colaboración y de la convivencia, pero también que si vivimos dependiendo de los inputs exteriores, la ansiedad y el miedo se apodera de nosotros. Fue cuando me di cuenta de la importancia de la introspección, el estar en silencio, el desconectar del entorno, el dejar fluir la paz y sobre todo no utilizar mis energías para luchar contra el virus y lo que éste representa. Sino que tenemos que aceptarlo, ya que está con nosotros, desarrollando su función, que aunque parezca destructiva, nos está aportando muchos valores, que si somos capaces de mirarlo con calidez, nos ayudará mucho en nuestro desarrollo personal. Toda energía que usamos para luchar contra él, la perdemos para nosotros mismos y nuestro propio bienestar.
Cuando llegue a casa, volví a la hiperactividad, poner al día en la universidad, videoconferencias, nuevos talleres, mejorar la asignatura, mails, …, buscaba no estar quieto, poder aportar mi granito de arena en la situación que estamos viviendo, y esa tranquilidad vivida en Perú desapareció.
Pero con el inició de la semana santa, algo ha cambiado en mi, quizá ha sido el libro de Joe Dispensa, hablar con mi familia, con mis amigos, pero he tomado consciencia que debo volver al inicio, hacer un reset, las respuestas a mis dudas, inquietudes no las encontraré haciendo o generando proyectos, sino volviendo a lo más esencial del ser humano, que es comer y respirar, y sobretodo sentir lo que realmente somos.
Hace tiempo que hay una pregunta que me hago constantemente: ¿Quién soy yo?, mi respuesta mental o racional, es que soy la integración de un cuerpo físico, una mente racional y una alma o esencia. Pero esta respuesta no la termino de integrar o aceptar, el “duendecillo” que tengo en la cabeza me provoca dudas.
Todos los proyectos que genero, sirven para mantener mi ego vivo, en forma de reconocimiento, aceptación y vanidad, pero la realidad es que esto me aporta una felicidad momentánea, pero no duradera, mi felicidad auténtica, solo me la aporta cuando soy capaz de generar estados de plenitud, y estos los genero mediante la meditación, que hacen fluir en mi un estado de paz, gratitud y sosiego.
La práctica diaria de la meditación, provocan que el ruido que tengo en el cerebro, se rebaje, que pueda disfrutar del momento, en actos tan sencillos como el respirar, comer o jugar al parchís con la familia.
Volver al inicio, es volver a lo que somos realmente, como cuando éramos pequeños, que disfrutábamos del momento, del instante con un coche o con helado. ¿Qué somos realmente? Somos esa paz, esa plenitud, es amor incondicional, esa quietud, este estado nos va a permitir afrontar el presente, con tranquilidad y también sin miedo, dejarnos llevar ante un futuro desconocido, pero en abundancia.
El mundo, gracias a éste virus, tiene una oportunidad de renacer, de reconvertirse, de hacer un reset y darse cuenta que podemos reconstruir o construir un nuevo mundo, donde la solidaridad, la colaboración y la igualdad, sean valores esenciales, y sobre todo que el amor incondicional sea nuestro credo básico.
La crítica, los juicios de valor, el insulto, sale de nuestro ego, y solo hace que desgastarnos, si focalizamos nuestra energía en estos valores, nos sentiremos en plenitud y felices.
Volver al inicio es, saber de dónde venimos, somos, el big-bang fue una explosión de energía, con su evolución y transformación apareció el mundo que conocemos en la actualidad, Einstein ya dijo, que somos energía en movimiento. Si recordamos esto, veremos que todos somos iguales en su esencia, no solo los humanos, los animales también y toda naturaleza. Por lo tanto al final, debemos entender que el virus y nosotros somos lo mismo en esencia, y formamos todos una unidad, el querer luchar contra él, nos desgasta y provoca una separación que no es real y además nos absorbe fuerzas.
Volver al inicio, es saber quién soy yo realmente, que para llegar a él, debo sacarme máscaras de encima, debo ser constante y generar nuevos hábitos que me ayuden a permanecer es éste estado, que debo estar auto-observando constantemente, viendo aparecer del subconsciente, aquellas creencias que me limitan, aceptarlas y reconocerlas con todo el amor posible, ya que ha formado parte de mi durante muchos años.
Volver al inicio está siendo vaciar i vaso de agua, para poderlo llenar de nueva sabiduría, desaprender todo lo aprendido, y dar lugar a nuevos conocimientos y nuevas experiencias, el saber que el pasado es pasado, que las experiencias vividas nos aportan emociones, pero no el camino a seguir y que en estos momentos solo tenemos nuestra intuición, que es la que nos guiará en nuestro camino.
Y volver al inicio, es volver a darme una oportunidad de vivir la vida en plenitud y con toda la ilusión posible, y el ¿Futuro?, ya vendrá, de momento mi presente es lo que tengo, es lo que disfruto, agradeciendo todo lo que estoy viviendo, sintiéndome un privilegiado por el entorno que tengo, intentando no esperar nada en especial, solo paz y gratitud. Nuestra realidad nos la construimos día a día, momento a momento.
Y ahora solo me queda decir gracias a todos y a todo!!!
Jordi Vilajosana
Cabeza, Corazón y Piernas