Nada es Nada, son tres palabras las leímos por primera vez en el libro “Un curso de milagros” (Helen Schucman y William Thetford, 1992), y han provocado en nosotros una profunda reflexión y un importante cambio, en las conversaciones que mantenemos constantemente entre nosotros (Adriana y Jordi), son unas palabras que están en constante presencia, y nos ayudan a solucionar nuestros conflictos internos, desde quién somos hasta la ansiedad que nos aporta la pandemia que estamos pasando.
Lo primero que nos viene a la cabeza con Nada es Nada, que todo es relativo, todo depende como miremos las situaciones que se nos presentan, por ejemplo si suspendo un examen me lo puedo tomar como una catástrofe, diciéndome a mí mismo; soy tonto, soy un gandul, no he estudiado lo suficiente, mi padres dirán que no valgo para nada,….y así todos aquellas palabras que puedan herirme o maltratarme, o verlo como una oportunidad para volver a estudiar la materia, aprenderla mejor y disfrutarla, o ver como soy capaz de dar lo mejor de mí mismo, o el examen solo es una prueba de evaluación del profesor, que no valora todo nuestro conocimiento y menos nuestras capacidades intelectuales. O también me puedo plantear por qué estudio y qué me aporta el estudio realmente, si Nada es Nada, qué me aportan los estudios??? Estos planteamientos nos los podemos hacer con cualquier aspecto de nuestras vidas, el Nada es Nada, nos ayuda en el cuestionamiento de nuestras vidas.
El Nada es Nada, nos aporta la creencia que no hay nada bueno ni nada malo, lo bueno o malo lo tenemos en nuestra mente, es cultural. Vimos en una sociedad llena de normas jurídicas, morales, sociales,… ¿Cuál es una de las primeras palabras que le decimos a los niños pequeños? No, no hagas esto, no toques los enchufes, no saltes en la cama, aprendemos primero el no que el si. El Nada es Nada, nos ha ayudado a valorar que si nuestra esencia no juzga, tampoco existe lo bueno y lo malo, está solo existe en nuestra mente.
El Nada es Nada, nos aporta el concepto de que nada es absoluto, nada permanece igual, todo cambia segundo a segundo, incluso nuestra personalidad y nuestros genes. ¿Por qué nos aferramos a creencias y las hacemos absolutas? El mundo cambia, evoluciona, aprende, si nos aferramos a una creencia, lo convertimos en un apego,
El Nada es Nada, en el desaprender todo lo que tenemos en nuestra mente, al principio cuesta, pero cuando tomas conciencia que nada es nada, y todo depende de querer mantener nuestro histórico de creencias, nos damos cuenta que a medida que las “borramos”, dejamos espacio para una nueva sabiduría, donde no existen los apegos.
El Nada es Nada, nos aporta la idea que el significado de las cosas se la damos nosotros mismos, en función de cómo miremos la realidad que se nos presenta, la actual pandemia, ¿Qué es para nosotros? Una desgracia, un complot de algún estado, una reacción de la madre tierra, un virus no controlado, … o la podemos ver como una oportunidad para desarrollarnos personalmente, provocar cambios en nuestra vida personal, para tomar decisiones profesionales que hasta ahora no nos hemos atrevido,… ¿Qué significado le damos a esta pandemia? ¿A quién hacemos culpable?
El Nada es Nada, nos ha ayudado a descubrir quién somos realmente nosotros mismos, ¿Somos la personalidad que desarrollada durante nuestra vida? O ¿Somos esa esencia, ese amor que habita dentro nuestro, que nos aporta felicidad y plenitud? Con el Nada es Nada, entendemos mejor la dualidad, esencia y nuestro yo y también al dualidad entre el individualismo y el todo.
El Nada es Nada, se ha convertido en un foco de atención, y también en un bastón donde se apoya nuestra mente para entender y racionalizar muchos conceptos.
Adriana Fernandez Villanueva Jauregui y Jordi Vilajosana Crusells