Cuando era un niño (creo que aún soy un niño, intento sacarlo a pasear de vez en cuando, si que nadie se enfade), o mejor dicho cuando era menor de edad, me decía, cuando sea mayor quiero ser feliz, y este pensamiento lo he tenido durante muchos y muchos años. Mi búsqueda de la felicidad ha sido constante, cuando cumplí 50 años, se incrementó mucho; con diferente tipo de terapias, compartir experiencias con multitud de personas, viajes en busca de una magia que me hiciese feliz, desarrollo de investigaciones en la universidad,…Sin ser una persona infeliz, he tenido la sensación durante estos últimos años que había un punto dentro de mi que me impedía ser feliz y estar en un estado de plenitud permanente, pero no sabía realmente que era o que lo provocaba, hasta que un día, en una sesión de terapia, con Cristina, desapareció, y ahora ya puedo decir que soy feliz y me siento en plenitud permanente, sensación que me parecía imposible conseguir de manera estable. Antes percibía la felicidad como momentos puntuales de alegría y satisfacción, pero no como un estado permanente, ahora todo ha cambiado, ¿es magia?, no en absoluto!!!, todo el trabajo realizado previamente, mas mi voluntad de cambio, lo ha provocado.
Somos quién somos y conseguimos lo que conseguimos, gracias a nuestras experiencias, conocimientos y nuestra actitud, nuestra voluntad de cambio, y que nos obliga salir de nuestro estado de confort personal, y aporta todo un aprendizaje y evolución. Estando sentados en el sofá de casa, sin movernos no la conseguiremos, es el movimiento físico y mental que la provoca.
Para mi la felicidad, es una sensación, de paz, de sosiego, de silencio, de plenitud, .., que proviene de nuestro interior, que aunque es dependiente de lo que pasa en nuestro entorno, pero si la gestionamos de manera independiente, es decir, no esperamos que acciones externas nos la condicionen: pareja, hijos, trabajo, …., la obtendremos.
Cuando la felicidad depende de la convivencia con otras personas, por el reconocimiento social u otros efectos, entonces encontramos momentos de satisfacción temporales, pero no serán permanente, seríamos personas dependientes de terceros.
Justo antes sanar ese punto que impedía sentir mi plenitud permanente, pensaba que estaba empezando una depresión, y esa fue la causa por lo que llamé a mi terapeuta, y ella me hizo ver y sobre todo sentir, que en mi mochila, ya no había nada que me impidiese ser feliz, que había trabajado mucho y bien, y que ya era libre, para ser feliz y disfrutar de la vida, mi mochila de creencias limitantes estaba vacía. En ese momento desperté plenamente.
¿Qué es lo que ha provocado en mi este cambio?
Primero tener tres objetivos en este camino:
- Ataraxia; obtener, desarrollar y mantener un estado de paz interior, aunque mi entorno se mueva mucho. Este estado hay que trabajarlo día a día, y aprender a mejorarlo con la experiencia, todo el mundo me enseña cosas nuevas.
- Autoobservación; vigilancia constante de nosotros mismos, sin juicios, y sanando creencias, aunque suponga salir de nuestra confortabilidad.
- Equilibrio sistémico; el sentirse reconocido por nuestros padres, que exista un orden en nuestro entorno familiar y que aportemos lo mismo que recibimos de la vida, nos ayudará crear estabilidad personal.
Los ejes de mi felicidad ha sido poner el focus de atención en tres aspectos:
- Hábitos saludables: la meditación, para conseguir esa ataraxia o estada de paz o impermutabilidad, actividad física y la nutrición (en este aspecto aún debo mejorar mucho, jajaj)
- Actividades: el contacto con mi familia y amigos, provoca el buen “rollo” y sobre todo una fuente de aprendizaje.
- Creencias limitantes, sanar, sanar y sanar, aquellas creencias que hacen que nuestra mochila pese
Y sobre todo creer que estos ejes, no los voy a dejar nunca, felicidad es un estado, pero que la debemos cultivar día a día, y todos los días, no solo en vacaciones, también en el trabajo, no estamos obligados a ser felices, pero hubo un momento que pensé, si ahora no soy feliz plenamente, cuando lo seré, y me dije vamos a por ello.
Y estoy agradecido a todos mis compañeros y compañeras de viaje: familia, parejas, amigos y personas desconocidas, pero que también ha posibilitado mi estado actual, solo puede decir gracias.
Jordi Vilajosana
Emprendedor y profesor universidad