Todo centro asistencial gerontologico tiene un modelo de gestión con un mayor o menor grado de formalización y, además, no todos los modelos tienen los mismos objetivos y protocolos de actuación, sobre todo, la voluntad de trabajar de una manera determinada. Pero lo importante es que para que un modelo de gestión sea considerado como tal, primero debe existir la conciencia de unos objetivos claros y procedimientos de trabajo y después, un cierto grado de formalización y estandarización de los procedimientos.
Los modelos de gestión gerontológicos los podemos segmentar en tres tipos:
1. Hostelero.- cuando la prioridad en la gestión está en el orden, la limpieza y la comida del residente.
2. Sanitario.- una vez tenemos la residencia según un estándar de limpieza y orden, la prioridad serían los cuidados médicos y sanitarios del adulto mayor.
3. Social.- para poder llegar a éste modelo, previamente debemos de tener un centro gerontológico donde las prioridades hosteleras y sanitarias del adulto mayor queden cubiertas. El modelo social es aquel que se centra en la gestión e interrelación de las personas mayores en su entorno directo; familia y otras residentes.
La coherencia nos dice, que no podemos pretender aplicar un modelo de gestión social, si la temática hostelera y sanitaria no la tenemos correctamente propuesta, hay que tener en cuenta esta escala de prioridades en gestión asistencial.
Por ejemplo. en estos momentos en España, el modelo que está más aposentado es el de la atención centrada en la persona, significa que toda actividad a desarrollar en el centro se evalúa en función de cómo afecta al adulto mayor. Este modelo de gestión es social, y está suponiendo numerosos cambios en muchas dinámicas, donde es básico implicar a todo el equipo tanto el que esté contacto directo con el adulto mayor como, auxiliares gerontológicas o de geriatría, enfermeras y profesionales sociales, como el personal indirecto o cocina y limpieza, ya que los cambios que se proponen en temáticas como las sujeciones implican la colaboración del todo el equipo o por ejemplo a la hora de comer.
Pero hay que tener presente que la evolución, la mejora continuada y sobre todo el desarrollo de éste modelo de atención social (al igual que cualquier otro modelo de atención asistencial), requiere ser evaluado constantemente para poder rectificar, corregir y mejorar las prácticas introducidas.
Debemos de introducir medidores del estado del adulto mayor antes y después de introducir las nuevas dinámicas, y analizar si con el nuevo sistema de gestión hemos sido capaces de mejorar la calidad de vida de nuestros adultos mayores. En asistencia gerontológica, todo aquello que no podemos cuantificar y/o medir con un número no lo gestionaremos correctamente, lo importante es poder demostrar que mejoramos la calidad asistencial y/o la vida cotidiana de los adultos mayores, para ello deben existir indicadores claros y fiables, que midan el estado de la persona antes y después de la persona mayor, esto nos ayudará a ser rigurosos y a entrar en procesos de mejora.
Ingrid Creus (Psicóloga) y Jordi Vilajosana (Profesor de la UPC y EAE y emprendedor social en #GerontoHappy : Felicidad-Gerontología) ver: Taller de felicidad en la Rioja